viernes, 2 de diciembre de 2011

Del Gueto a una vida HD

Lucía Menchini
Taller de Comprensión y Producción de Textos I


Mariana tomó el vaso de agua y lo bebió hasta el último sorbo. No sabía si era de alguien más, o sinceramente, no quería averiguarlo. Hacía más de un día que ese líquido no recorría su garganta, y la incapacidad de seguir produciendo saliva estaba matándola de sed.
-¡Soltá eso!-, surgió de la nada.
Mariana sin poder desprenderse del recipiente plástico, echó a correr, dividiéndose entre la insuficiencia respiratoria que le podrucía el humo de la calle y la desnutrición que comenzaba a solapar sus contornos.
Cuando creyó verse segura, metió la lengua y arrasó con las gotas próximas, quién sabe cuándo volvería a tener la suerte de encontrarse con agua.
-¡Te tengo!¡Sos una ladrona!, ¿por qué tomaste mi vaso? Ahí conservaba la fuente de la vida, y vos me sacaste todo lo que me quedaba. ¿Ahora cómo va a vivir mi planta?
-¡Me estaba secando por dentro!-, exclamó, esperando encontrar una mínima luz de amparo en los ojos del muchacho.
- Esto no puede seguir así, vos no sos de este lado de la ciudad. La gente como vos debe irse al otro lado de la calle Gueto, ahí pertenecen. Y si no tienen agua, es porque es realmente cara, y al margen de que no se la merecen, es propiedad de este lado de la urbe, el sector HD.
Mariana había huido de su zona, esperando encontrar algo de agua, ya que su escasez mundial había elevado de tal modo su valor que, las personas de escasos recursos no podían pagarla. Esto daba como resultado muchas muertes por sed, siendo esta, la enfermedad “de moda” en la tierra.
Así, las diferencias entre los adinerados y los pobres se determinaba por quienes tenían o no acceso al agua. Y de este modo, se delimitaban los estratos sociales y claro pues, los modos de vida, las costumbres, los intereses, los tipos de actividades al aire libre y un sinfín de características más, que se delimitaban como dos orillas alrededor del tan preciado elemento.
-¿Y bien?, ¿cómo pretendés devolverme lo que sacaste?, o acaso será que esperás irte como si nada, como si lo que te bebiste fuese un puñado de tierra o un pedazo de ladrillo. Tendrás que pagarme, porque aquí el agua vale, y vas a ver lo que vale…
Mariana impregnó sus ojos con un temor invalidante, hasta que notició a su cuerpo que a estas alturas de la vida, ella se encontraba más allá del bien y del mal, y a pesar, podía escuchar el correr del agua por su cuerpo, y por un día había estado tan cerca de la paz, como de una vida HD.

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