María Florencia Riquelme
Taller de Producción y Comprensión de Textos I
Amarella
tiene 50 años, está decidida a escribir un libro utilizando los recuerdos de su
niñez. No quiere que se la recuerde como una simple biografía, sino como
evidencia de los maltratos del menor cuando no se consideran sus derechos.
Inmóvil,
frente a la pantalla, es muy difícil para ella precisar datos, fechas, etc.,
las imágenes de su infancia están muy presentes, y las valora, pero tantas
vivencias para una “cabeza tan chica” le impiden comenzar a escribir.
Primera
página, no habla de su nacimiento, el primer recuerdo es su madre cerrando la
puerta de una habitación. Ese día cumplía 4 años y fue la última vez que la
vio.
Durante
varios días, estuvo encerrada en ese cuarto con sus dos hermanos menores, no
puede recordar cuántos días, sólo que su padre volvió de uno de sus viajes por
trabajo, encontrándolos solo y hambrientos.
Sin
darse cuenta, escribió un capítulo completo, sus dedos se desplazaron por el
teclado. Cómo contar el resto, cómo ordenar esos terribles recuerdos sin
quebrarse.
Comienza
a incomodarse, los años de terapia no sirven para enfrentar los capítulos
siguientes pero está segura que su sufrimiento va a tener frutos.
De
un capítulo pasó a escribir treinta. En ellos detalló sus primeros años sin su
madre, el maltrato de quienes debían ayudarla, la ausencia de su padre, la
aparición de una madrastra alcohólica, quien la atormentaba para no pedir
ayuda, el hambre, historias de cómo conseguía alimento para sus hermanos, hasta
su adolescencia en manos de adultos perturbados.
Un
capítulo fue dedicado a Rosa, una inmigrante alemana, que intentó adoptarla pero
al tener la negativa de su padre se dedicó a cuidarla y mimarla en los momentos
que pudo.
Dos
años después su libro, se encuentró en la vidriera de la librería Aleph. Los
dueños conocían a Ana desde chica, así que la ayudaron a editar los manuscritos
para convertirlos en un libro de 360 páginas.
Regalo
Hace 2 semanas
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