Por María Luz Bottani
Taller de Comprensión y Producción de Textos I
2008
2008

Esa noche la luna estaba brillante y Zeus les dio permiso de meterse en el cuerpo de un mortal; no importaba cuál. Ellos elegirían el que más les gustara y podrían pasar toda la noche en la Tierra.
Pandora escogió el cuerpo de una bella muchacha que iba caminando y Ulises tomó el cuerpo del joven que caminaba con ella, que era su mejor amigo. En ese instante se observaron y no pudieron creer que sus deseos se hubieran cumplido.
Sus miradas eran intensas y se dejaron llevar por sus más bajos instintos, él la comenzó a besar suavemente, como si sus labios estuvieran leyendo los de ella. Se refugiaron entre unos árboles y a la luz de la luna se fueron desvistiendo, sintiendo sus pieles suaves y erizadas de pasión.
A lo lejos se escuchaba el agua del lago, sus cuerpos se envolvían continuamente y ellos sentían pura felicidad. Pandora lo atrapaba a Ulises entre sus piernas suaves y él se perdía, como cuando era niño y se perdía en las nubes.
Él con sus fuertes brazos la tomaba y la amaba todo el tiempo y ella respondía con sus gemidos de amor.
Antes de que amaneciera se quedaron en total desnudez y se miraron profundamente, sin decir nada. Se acariciaron todo el cuerpo, cada rincón fue recorrido por sus manos y por sus bocas.
Hasta que apareció el primer rayo de luz del sol permanecieron abrazados piel con piel. En el momento de partir se dieron un último beso profundo e intenso y volvieron al Olimpo.
Pero ellos dejaron dos cuerpos desnudos, debajo de unos árboles y no pensaron en las consecuencias. Cuando despertaron esos mejores amigos, sintieron amor al verse y no se espantaron al encontrarse en esa situación.
Ulises y Pandora habían dejado su profundo y eterno amor en los cuerpos de esos simples humanos.
Me gustó, pero por ahí se puede ser más sútil y no decir todo...
ResponderEliminarIgualmente, felicitaciones!
De verdad me gustó!