jueves, 19 de mayo de 2011

Ataques

Catalina Pinardelli
Taller de Comprensión y Producción de Textos I
Licenciatura en Comunicación Social


Era una noche fría de invierno, en la que por momentos diluviaba tan fuerte que parecía que el mundo se venía abajo, el cielo era negro y la nieve que caía era muy pesada, grandes tormentas se avecinaban, el viento pasaba como una ráfaga, las ramas de los árboles pegaban contra las ventanas y sus formas eran tenebrosas.
Hacia cinco días que me encontraba sola, sin noticias de mi familia, ellos estaban de vacaciones en la playa; dudo que se hayan preguntado alguna vez de mi existencia, cuando quise llamarlos el teléfono no funcionaba, se había quedado sin señal de una manera extraña, como si alguien hubiera cortado los cables.
Ya cansada de estudiar decidí tomarme una ducha para poder despertarme, los finales de la universidad se acercaban y no tenía demasiado tiempo como para descansar, necesitaba despabilarme.
Entre al baño y me quedé un largo rato baja la ducha. Al salir escuché pasos como si alguien estuviera detrás mío persiguiéndome, ya asustada y sin querer darme vuelta para ver qué era lo que sucedía, opté por quedarme quieta en un lugar, espantada y helada del susto, algo me impacientaba.
De repente, vi una sombra, algo se acercaba hasta mí, al aproximarse cada vez más, paranoica me di vuelta, era mi gato Toby, mi pobre animal indefenso muerto de miedo, lo agarré y seguí camino hasta el living.
Los pasos seguían en mi mente, escuchaba ruidos, algo me molestaba, me preocupaba, miraba para todos lados y todo se encontraba en orden pero algo me decía que en cualquier momento podría pasar algo, si, algo muy malo. Un reflejo de luz entraba sobre el gran ventanal, veía sombras horribles, las ramas golpeaban fuertemente, las piedras comenzaron a caer sobre mi techo, la lluvia era demasiado intensa, la luz se prendía y apagaba sorpresivamente.
Yo sabía que mi imaginación superaba todos los limites pero ya era mucho, la idea de pensar que algo o alguien se encontraba en mi casa haciéndome compañía me aterrorizaba, era la primera vez que me encontraba sola, tal vez era por eso que me perseguía tanto.
Por fin decidí irme a dormir, para olvidar todo lo que me estaba sucediendo o yo creía que podría suceder.
Al acostarme y reposar mi cabeza sobre la almohada, comencé a quedarme sin aire, sentía que me asfixiaba, que alguien me agarraba fuerte del cuello y no me soltaba, mi cuerpo sufría vibraciones de gran intensidad, la cabeza me explotaba del dolor. No tenía control sobre ninguna parte física de mi cuerpo, mi cabello se erizaba y mi sangre no corría de forma normal por mis venas, parecía un sueño, pero no, era real, ataques de pánico, o eso pensé en realidad.
Una puerta se abría, alguien entraba desesperada por ayudarme, gritaba, no veía bien de quien se trataba, me sacudía violentamente, decía mi nombre repetidas veces, trataba como de revivirme, el aire se acababa.
Me quedé dormida o tal vez estaba muerta, una luz no me dejaba ver adonde me encontraba o con quien estaba, escuchaba muchas voces a mí alrededor.
Cuando al fin mi vista se recuperó, logré ver a mi familia que estaba conmigo, me encontraba en la sala de un hospital, el dolor era muy fuerte, tenía moretones por todas partes, parecía haber sido atacada por algo, todos estaban sorprendidos y me miraban fijamente las heridas que tenía.
Al preguntarme qué fue lo que me pasó, no recordaba nada, tenía pocos recuerdos de esa noche, solo hablé de un hombre, grande y peludo que lentamente se acercaba a mí, pero que en ese momento no logré verlo con claridad y por eso no reaccionada, me agarraba fuertemente del cuello y me gritaba cosas, quería matarme supuse allí.
Mis abuelos que se encontraban conmigo, recordaron la historia de Margaret, una joven mujer que una noche se encontraba en esa misma casa que hoy en día son de mis papás y un hombre al que le decían el loco del bosque, entró a su habitación y la mató sin dar alguna explicación, un porqué del ataque.
Mis padres atormentados no decían una sola palabra, jamás me advirtieron sobre esa historia. Decidieron vender la casa y nunca más volví a ese lugar, las pesadillas me persiguieron por largos años.

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