lunes, 30 de mayo de 2011

Escapando al peligro

Pablo Rodríguez
Redacción Periodística
Tecnicatura Superior en Periodismo Deportivo


Con la llegada del año 1954 el clima estaba bastante convulsionado en Italia por la presencia de las organizaciones mafiosas, surgidas varios años atrás en la región de Sicilia. Estas confederaciones delictivas imponían el terror con sus innumerables actos criminales, que mantenían paralizada del miedo a la población. Ya establecida a lo largo de todo el país, la mafia era un mal cada vez más difícil de erradicar, y su poder se acrecentaba de forma acelerada.

Marco Ferrante, un hombre de unos 48 años de edad nacido en la región siciliana, conocía los modos de accionar de las familias mafiosas. Había trabajado la mayor parte de su adultez para los Genovese, una de las familias más conocidas y respetadas de la época. Sin embargo debió alejarse inmediatamente de ella luego de cometer el terrible error de violar los códigos internos de la organización. Esto era motivo más que suficiente para dar muerte a Ferrante, quien casi milagrosamente, logró huir con vida luego de su irremediable traición.

Desde entonces, se vio obligado a vivir con el constante miedo que lo amenazaba día a día. Bien sabía que tanto los miembros de su antigua familia como la justicia lo perseguirían hasta el cansancio, por eso no vio mejor solución que huir hacia el extranjero para asegurar su integridad. Se radicó varios años en España, también en Francia y otros países europeos. El fin de su recorrido por el viejo continente finalizó en tierras inglesas, donde al sentirse a salvo de todo peligro, decidió llevar a cabo el resto de su vida con total normalidad. Allí logro adaptarse rápidamente y plantear su vida desde otra mirada.

Varios años habían pasado desde que Marco había arribado en la nación británica. Allí se ganaba la vida trabajando como reparador de automóviles, pues tenía un vasto conocimiento acerca del tema. El pánico y la angustia en que había vivido todos esos años, por fin habían cesado. Fue entonces cuando reflexiono acerca de su vida, y notó cuan equivocado estaba cuando el mismo se condujo a una vida criminal. Pero obtuvo la acertada conclusión de que, era preferible vivir en la miseria con dignidad, que en la riqueza y la abundancia con la culpa dando vueltas en su conciencia.

Así transcurrió todo durante años, sin ninguna preocupación ni amenaza que asomara. Aquella mañana, Marco se encontraba sentado en su sala y echaba un vistazo a las noticias del día. De pronto, el sonido de la brusca frenada de un vehículo desvía su atención del periódico. De repente, un disparo atraviesa su puerta de entrada, impactando en la pared a unos pocos centímetros de él. Quiso reaccionar, pero pronto una lluvia de municiones entró en su casa, atravesando su cuerpo con facilidad. En un instante el cuerpo ensangrentado y sin vida de Marco Ferrante se desplomó sobre el suelo. Bruno Nardoni, el jefe de la familia Genovese, ordenó su ejecución por considerarlo una amenaza para la organización. Esta consideración se debía que Marco conocía hasta los secretos más profundos de la sociedad mafiosa, la cual se vería en riesgo si esos datos fueran revelados.

Una vez cumplida la misión, los criminales escaparon rápidamente de la escena del asesinato. No había prácticamente dudas de que el traidor pagaría su merecido, pues no hay quien cometa tal hazaña y viva para contarlo. Así concluye la intranquila vida de Marco Ferrante, en un final anticipado, como consecuencia de una mala decisión. Tal vez debería haber analizado mejor la idea de traicionar a un líder mafioso, pues es evidente que hay que tener agallas para hacerlo y salir con vida.

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