lunes, 30 de agosto de 2010

Un todo

Por Rocío Méndez
Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Año 2010


Hace tiempo que la fiesta se está preparando; saca a relucir su mejor vestido. Metros y metros de luces y brillo, gigantes escenarios se extienden de un extremo a otro. La incertidumbre preocupa a todos los habitantes.
Durante días se festeja, pero hoy, veinticinco, es el día de mayor emoción donde los espectáculos son los principales protagonistas. Gritos, cantos, bailes están presentes en cada rincón de la ciudad.
Las ventanas vibran al compás de la música y el suelo parece moverse bajo tanto despliegue. Desde aquí, desde el final de la muchedumbre se puede observar todo; niños sonrientes corren por doquier, luces de neón que encandilan dejan al descubierto el fervor del público, la felicidad porque el país entero está unido en este festejo.
Al recorrer los puestos de comida, ya alejándose de un sector el espectáculo, se puede ver todo desde otra perspectiva; en algunos rincones los artesanos exponen sus obras y las venden a precios razonables. Con la excusa del bicentenario los vendedores ambulantes intentan que las personas no vuelquen sus puestos, es tanta la cantidad de visitantes que casi se hace imposible deambular.
Los sectores de comida rápida parecen no dar abasto. Cada colectividad demuestra sus mejores producciones y no hay quien se resista a probar aquellas delicias.
Hoy parece ser un día en que las diferencias sociales no existen. Todos están aquí: empresarios, trabajadores, vendedores, todos reunidos en un mismo lugar festejando los doscientos años de independencia.

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