martes, 7 de septiembre de 2010

En la primera fila

Por Carolina Cardoso
Taller de Comprensión y Producción de Textos I
Año 2010

Siempre que iba a comprar los pasajes para viajar y el vendedor me daba la opción de elegir el lugar, mi preferencia era la primera fila, delante de todo. Quizás porque de pequeña lo consideraba el mejor sitio, con una vista amplia de toda la ruta, el campo, los autos y sobre todo por esa sensación de pensar que yo era la que manejaba aquel enorme transporte.

Mi hermana estaba sentada en un rincón tomando un café, su cara estaba terriblemente hinchada, seguramente había llorado mucho. Su novio, serio, pero con los ojos brillosos la abrazaba brindándole algo de consuelo.
Mi hermano, Fabián, llegó un rato más tarde con su mujer y mis dos sobrinos, los nenes daba la sensación de que estaban espantados, qué se les cruzaba por su cabecita, no sé, tal vez no entendían cómo la tía tan joven estaba muerta. Mi cuñada tomaba a los niños con su mano mientras Fabián me daba un beso en la frente y me acomodaba el cabello.
En fin, mi velorio había comenzado, el velatorio quedaba cerca de mi casa y fue inevitable que la chusma del barrio se acercara. Si estuviera viva, las echaría a todas, pensaba yo.
-¡Qué desgracia más grande! – exclamaban las viejas del salón.
-Tan jovencita- decía Marga, una amiga de mamá.
Habían transcurrido bastantes horas, mi papá llego con mis tíos, su esposa y su hijo, tras un viaje relámpago. Fue la primera vez que veía a mi madre y a mi padre abrazados, todo lo que hasta el momento me había resultado algo tan común, en ese instante se tornó diferente y fue ahí cuando sentí lástima, pena, no de mí, sino de ellos, mi familia.
Mi mamá, realmente, estaba irreconocible, destrozada, jamás la había visto tan desalineada y débil. Dante, su esposo, que siempre supo ayudarla y estar a su lado, no encontraba la manera de sostenerla, mamá no hablaba una sola palabra con nadie.
-Descansa en paz Carol- me dijo papá sacando un pañuelo de su bolsillo.
-¿Por qué se murió, papi?- cuestionaba mi hermanito.
-Un accidente.
-¿Y no la voy a ver nunca más a mi hermana?- exclamaba preocupado aquel niño que era la única voz que se animaba a salir.
-No hijo, Carol se va a ir al cielo.
Cuando la morgue estaba repleta, la puerta de entrada se abrió y la gente automáticamente se volteó para mirar cómo mi novio ingresaba con su familia. En ese minuto de puro silencio, fueron inaguantables las ganas de levantarme y correr hacia él, pero ya era tarde.
Mi novio se acercó hacia el féretro y en un susurro me dijo:
-¡No podés con tu genio! Permanentemente quisiste tener la razón en todo- me manifestó con ironía seguro de que yo lo estaba escuchando.
Siempre que iba a comprar los pasajes y el vendedor me daba la opción de elegir el lugar, mi preferencia era la primera fila, si ocurría un incidente yo sería la primera en morir al ser despedida por el aire y sin agonizar.

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