miércoles, 22 de septiembre de 2010

La revolución

Por Angelina Tortarolo
Taller de comprensión y producción de Textos II
Año 2010

Su mejor habitad se podría encontrar en los silencios mentales. Donde la plenitud se apodera y juega con el bienestar. Luego de una reflexión, se hace un camino delineado, que se puede borrar y volver a dibujar. Sin piedras impuestas.
La mejor arma: un alma plena. Inderrotable. No sé si libre, porque siempre hay hilos. No sabría bien qué: un sentimiento, magia, una sensación o una hermosa melodía.
Siendo la crueldad, el mundo de la infelicidad. Habitado por quienes la ejercen y quienes la hacen carne. La mejor bomba, explota en la cara de un ser que no está conforme con lo que hace. Esto sería una bella sonrisa en unos ojos que encandilan.
Una crisis previa, que muestra que las cosas como van no llegarán a ningún lado, a ningún mundo. Pólvora húmeda, que no llega a explotar en ninguna sensación. La cura, un sueño que antes solo era pesadilla. Que no atormenta, que ya no muere en un comportamiento sin sentido, de los cuales solo se podría hacer cargo nuestro arrepentimiento.
Gritar desafinadamente, buscando color en alguna nota inventada. Llenando de matiz un sueño de pantalla negra. Liberando y plasmando feas sensaciones. Viviendo y sintiendo lo que nos llena y nos rebalsa de plenitud.
Millones de revoluciones internas que no tendrán mejor fotografía que la propia. Que una vez revelada dejará una enseñanza, en cuerpos holgados y libres. Que caminarán con los pies a pequeños centímetros del suelo. Mientras aplaudirán a los que vayan llegando con sus revoluciones.

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