lunes, 3 de mayo de 2010

El día del cambio


Por Sergio Contreras

Taller de Comprensión y Producción de Textos

Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo

Año 2010

La noche más oscura de los últimos tormentosos meses fue esa del 21 de diciembre de 2012. El día en que todos los males que temí siempre se harían realidad, había llegado antes de que pudiese planificar cualquier estrategia de supervivencia.

Las semanas previas al día del gran cambio, el mundo se había enrarecido notablemente. La gente estaba hiperactiva, dormía poco y se irritaba con facilidad, como si algo los empujase a cumplir con sus tareas u obligaciones a una velocidad frenética. Algo en su interior estaba cambiando, incluso, también podía percibirlo dentro de mí, aunque siendo consciente de ello, evitaba caer bajo el control de estas extrañas pulsiones.

El día en que el proceso de absorción de energías terminó, ese 21 de diciembre, comenzó el terrible período de expulsión. Desde muy temprano, me sentí muy irritado y hostil, deseoso de liberar furias internas que se encontraban en lo más recóndito de mi ser. Apenas consciente, decidí encerrarme en mi departamento para observar por las ventanas la situación que se vivía en las calles. El paisaje era cruel, las personas se atacaban las unas a las otras sin sentido, lastimándose a golpes y desgarrándose los cuerpos a mordeduras. Esto me exaltó mucho, tanto como el olor a sangre que de alguna manera podía percibir.

Sumido en una desesperación producida por el agobio de las paredes, salí de allí y corrí por las escaleras hasta la calle. Sentía el sudor quemándome la piel, los pulmones llenos de oxígeno hasta casi explotar y la fuerza gravitatoria disminuida. Sin embargo, lo más aterrador fue verme allí, sobre el hirviente asfalto, rodeado por criaturas de formas similares a mí, que antes habían sido humanos civilizados. Tuve deseos de atacarlos, de lastimarlos, sin gozar su sufrimiento, sino sólo actuar hasta que se me agotaran las energías.

Así comenzó el cambio, ese 21 de diciembre, cuando mis ojos fueron testigos de una cruenta guerra sin razón, ni objetivo, ni argumento. Aún recuerdo ese día, aunque me cueste mantener mi equilibrio racional y emocional. Esta noche es muy oscura, pero lo más extraño es que no recuerdo otra antes de que todo esto comenzara.

3 comentarios:

  1. Un texto mio! que emocion!

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  2. pero paraaaaaaa...la influencia de la teoria "chupista" esta trascendiendo demasiado rapido me parece...
    McGuire

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  3. Es muy raro, pero esta bueno! es atrapante! Me gusto! bien ahi Blanki!

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