lunes, 10 de mayo de 2010

La fuerza de la venganza

Por Gerardo Valenzuela

Tecnicatura Superior en Periodismo Deportivo
Taller de Comprensión y Producción de Textos

Muchas aldeas indígenas formaban parte del inmenso territorio del sur argentino. Esta historia se desarrolla en una de ellas.

Un río furioso baja de las montañas nevadas, atravesando un inmenso bosque y muriendo en un lejano y profundo lago. En el centro del cordón montañoso, un volcán imponente se erige y parece ser el dueño del lugar.

Los nativos, distribuidos en grupos de no más de ochenta personas, pasan sus días entre rituales y trabajo, alimentándose de lo que la naturaleza les brinda. Pero hubo un día en que todo cambió.

Un niño nació junto con la muerte del cacique. El anciano fue sepultado en el volcán como símbolo de una autoridad aún vigente al tiempo que el niño crece entre las maldiciones de la tribu, quienes lo culpan por la muerte del cacique.

Es así que Calil creció solo y duramente su adolescencia notó como el hombre blanco amenazaba sobre sus tierras y poco a poco aniquilaba la sangre de su pueblo, ese mismo que lo rechazaba. La cacería del blanco fue veloz, más que la defensa de los indígenas que en su mayoría terminaron por desaparecer. Sólo unos pocos sobrevivieron, y Calil fue uno de ellos.

En su interior, la furia por la traición de los suyos y la tristeza de verlos morir le planteaban una situación confusa.

Mientras tanto, los demás rezaban a su amo sepultado al pie del volcán. Pero la venganza y el deseo insaciable de tomarse revancha pudo más en el joven, quien como un blanco más, aniquiló uno por uno a sus compañeros. Luego se entregó al destino en manos de aquellos que habían acabado con su sangre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario