lunes, 31 de mayo de 2010

La Otra

Por María Fronchkowsky

Taller de Comprensión y Producción de Textos I

2010

Cuando pienso en las cosas que me dan miedo, recuerdo mi infancia. Durante la noche, los fantasmas, vampiros y extraterrestres rondaban mi habitación.

He vivido muchas situaciones temibles, pero ninguna como la que me tocó protagonizar el año pasado.

Una amiga íntima, que es muy afecta a todo lo relacionado con los espectros y las almas en pena, sufrió en el pasado un episodio cercano a la muerte.

Desde ese momento, alguien más vive con ella.

Se trata de una joven de apariencia muy similar a la de mi amiga. Una vez, se comunicaron mediante el juego de la copa y el espectro le aseguró que iba a acompañarla eternamente. Mi amiga, muy aturdida, decidió consultar su caso con un chamán y éste le dijo que la chica había muerto por lo mismo que le había sucedido a mi amiga, pero la diferencia era que nadie se había ocupado de ayudarla a salir adelante.

El chamán se ofreció a sacarla de su lado, pero el espectro no se dejó.

Pasaron muchos años hasta que mi amiga se animó a contarme de la presencia, pero desde que lo hizo (y cada vez que nos juntamos), siento a la otra. No puedo verla, pero sé que me toca los brazos y el pelo cuando está cerca.

Siempre tuve miedo a lo sobrenatural y también recuerdo – claramente – los cinco años de terapia a los que me sometí para superar otros temores. Sé que los vampiros no existen, o que no van a entrar por la puerta de mi casa.

Sé que puede resultar absurdo lo que digo y que mucha gente podría preguntarse si de verdad creo en la presencia de la otra o estoy completamente loca.

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