lunes, 10 de mayo de 2010

La mancha de café

Por Adrián Zacarías

Taller de Comprensión y Producción de Textos

Tecnicatura en Periodismo Deportivo

Año 2010

Todo comenzó cuando Lucas salió de su empleo y decidió tomar un descanso en un bar camino a su casa. Se detuvo para relajarse, poder distraerse y dejar de pensar en su trabajo. Mientras tomaba un trago notó a una hermosa mujer sentarse sobre la barra. Tenía un llamativo vestido blanco, ojos celestes y una prominente sonrisa.

Lucas no podía dejar de observarla, tal es así, que con coraje decidió acercarse a ella. Primero se ubicó a su derecha, y con un pretexto de conversar, la invitó a tomar un café. Sin ninguna oposición ella aceptó. Luego de varios minutos de charla, Lucas le preguntó porqué llevaba tan lindo vestido en un bar común y corriente. La dama contestó con algunas palabras sin sentido.

Ya terminando el café, la mujer se levantó, y como efecto del movimiento provocó el derrame del contenido de la tasa en su bello vestido blanco. En ese instante, una irregular mancha marrón se formó sobre la claridad de la tela. En el afán de poder limpiar la mancha, y tras no poder quitarla, Lucas invitó a la dama a llevarla a su casa. Ella aceptó, tomando la iniciativa como una buena idea. Entonces emprendieron camino a su hogar, y al llegar, la mujer le agradeció todo lo que hizo por ella, invitándolo a que vuelva el próximo día, para seguir conversando.

En la tarde siguiente, ansioso por poder reencontrarse, Lucas se retiró temprano de su trabajo, pero al llegar a la casa de la dama se sorprendió al ver que estaba abandonada. Sin entender la situación, llamó a un vecino quien le contó que hacía tiempo una mujer que vivía allí, había fallecido el día de su casamiento. El hombre también le dijo que no era la primera vez que alguien preguntaba por ella y que dentro del bar donde la conoció, la hermosa mujer del vestido blanco, había sufrido un disparo que le provocó el derrame de una taza de café sobre su cuerpo.

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