sábado, 30 de junio de 2012

Del sueño a la pesadilla

Juan Francisco Jara
Taller de Comprensión y Producción de Textos I


Al igual que todos los días en los últimos tres meses, Esteban despertaba con una sonrisa en su rostro. Eran las seis de la mañana y hacía un frío que tentaba a más de uno a quedarse durmiendo. Sin embargo, él estaba feliz de madrugar para llegar temprano al entrenamiento; estaba haciendo realidad el sueño de su vida. Desde que tenía uso de razón, su sueño era jugar al fútbol profesionalmente, y el 1 de marzo de 2011 por fin lo habían convocado a entrenar con el plantel superior. No se trataba de un club grande de Primera A, pero aun así él se sentía feliz de la oportunidad que se le estaba presentando y no la quería dejar pasar por nada del mundo.
Si bien es sabido que el ambiente del fútbol es complicado, y más aún para un muchacho de dieciocho años, él nunca había imaginado que este mundo fuese tan cruel y codicioso como se decía. Así como a todo nuevo integrante de un grupo ya constituido, le costaba insertarse en el plantel. Sobre todo un plantel en el que se encontraba Leonardo Estigarribia.
Estigarribia era uno de los máximos referentes del grupo, un jugador experimentado y con mucha trayectoria en el club, amado por los hinchas y no tanto así por sus colegas. Es más, era un tipo muy complicado desde las puertas del vestuario hacia adentro (el típico camarillero), el jugador que tiene a sus protegidos y también a esos jugadores a los cuales les va a hacer todo lo posible para que queden fuera del plantel.
Una vez descripto este particular personaje, no queda más que decir que jugaba de defensor central al igual que Esteban, y que mucho no le había agradado la incorporación al plantel de un “pibe” al que muchos en el club veían como su reemplazante natural.
Esteban estaba advertido del cuidado que debía tener respecto de Estigarribia y tomaba todas las precauciones pertinentes dentro y fuera de la cancha. Pero nunca imaginó lo que le iba a suceder ese 4 de septiembre.
En una jugada fortuita, Esteban logró eludir a un rival en la práctica, superando la línea del mediocampo y quedando así enfrentado mano a mano con Estigarribia. En ese momento, atinó a buscar a algún compañero para evitar el cruce con el veterano jugador, pero se encontró solo y no tuvo otra opción que encararlo. Estigarribia no lo dudó. Cautivado por la posibilidad de “sacarse al pibe del camino”, lo enfrentó con ambos pies hacia adelante provocándole al joven jugador una fractura de tibia y peroné, acompañado de la ruptura del ligamento posterior de la rodilla derecha.
Largos meses pasaron de rehabilitación para que Esteban pudiera volver a caminar con cierta normalidad. La posibilidad de volver al plantel superior era nula, y sólo pensaba en una cosa: vengarse de Leonardo Estigarribia.
Ya sabía todos sus movimientos: a qué hora entraba y salía de entrenar, en dónde tomaba el colectivo y hasta cuántas cuadras tenía que caminar desde la parada hasta su casa.
Así, el 15 de febrero de 2012 por fin Esteban tomó coraje. Esperó a la salida del club que terminara el entrenamiento y siguió con el auto de su padre todo el recorrido del colectivo que había tomado Estigarribia.
Cuando Leonardo llegó a su habitual parada, bajó del micro y se dispuso a cruzar la calle. Lo que no tuvo en cuenta es que unos metros detrás del colectivo se encontraba Esteban con su auto dispuesto a embestirlo a toda velocidad.
Hoy Esteban tiene abierta una causa penal, la cual, según su abogado, seguramente lo encontrará culpable. Por otra parte, Leonardo Estigarribia, se encuentra internado en el Hospital Español con graves lesiones que seguramente no le permitirán volver a jugar al fútbol.
Son muchos los hinchas que se acercaron a prestarle su apoyo al exjugador. Pero contados con la mano los ex colegas que fueron a visitarlo.

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