domingo, 24 de junio de 2012

Un problema espontáneo

Carmen Burgos
Taller de Comprensión y Producción de Textos I

Era una tarde soleada de esos hermosos días que solo el mes de abril nos puede brindar. Las personas de mi ciudad natal, La Plata, caminaban por las calles, escuchaban música, miraban películas en la tele y en el cine, y realizaban sus típicas actividades; cuando de repente, en pleno centro de la ciudad de La Plata, más específicamente en Plaza Moreno, se asomó desde el cielo, de modo lento pero inesperado, una nave espacial que impactaba de manera inexplicable a los que caminaban por allí y a los que miraban los hechos por TV.
El cielo se oscureció y el sol desapareció en un abrir y cerrar de ojos, el lugar donde apareció la aeronave y sus alrededores quedaron cubiertos por nubes, oscuridad y neblina.
La nave tenía forma de plato y sus dimensiones cubrían todo el ancho de la plaza, su aspecto era moderno para lo que son los inventos espaciales actuales, pero su color era gris viejo y solo de algunos de sus costados salían luces de colores variados que creaban en el ambiente un clima muy tenebroso.
Cuando el plato volador aterrizó sobre la tierra aplastó los monumentos y plantas de la plaza y espantó a toda la gente que estaba allí.
De la nave se abrió una puerta, y de ella, salió una escalera por la cual bajaron de guisa ordenada unos seres totalmente distintos a los humanos: con ojos grandes y rojizos, boca alargada color canela, piel grisácea y húmeda, cuerpo pequeño y delgado, cabeza calva, túnicas color café y calzados color madera.
Su manera de descender se veía estructurada y meticulosa, bajaban en fila de menor a mayor, aunque sus tamaños no eran muy variados. El extraterrestre que se encontraba a la cabeza de la hilera parecía ser el líder de la tripulación y el que dirigía a cada uno de estos seres.
Fue entonces, en un clima de tensión, cuando la criatura que comandaba a sus seguidores decidió comunicarse con los humanos, rompiendo el hielo, al oírse de las siguientes palabras: “Creo que nos quedaremos por un tiempo aquí… ¿Tienen un mecánico? Se nos rompió la nave”.

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