domingo, 17 de junio de 2012

Escapar

Luciana Marzal
Taller de Comprensión y Producción de Textos I


Una mujer bajo la noche estrellada. Estrellado el cielo, estrellada la noche contra su pelo apagado. Estrellado un golpe contra su carne otra vez.
Las lágrimas no dejan de rodar por sus mejillas. Los ojos hinchados de tanto llorar son la única marca en su cara, porque todas las demás marcas están en su cuerpo y en su alma. Siempre en lugares que fueran fáciles de ocultar. Un pulóver que tape los brazos amoratados, una sonrisa que tape el alma quebrada. Así los vecinos no dicen nada.
Pero hoy él salió, después de terminar la golpiza se fue en el auto. Y ella quedó sola y se sentó a llorar bajo la noche estrellada.
¿Qué pasa si se va? ¿Si abandona todo lo que hay en esa casa, en esa ciudad? Abandona los lujos y la humillación. Podría simplemente caminar hacia la parada y tomarse el próximo colectivo y ya no volver. Pero podría llegar él y cruzárserla, y destruir el delicado equilibrio de mentiras sobre el que estaban viviendo los dos.
Los minutos corren y él no llega, ya se podría haber ido diez veces en ese tiempo de noche estrellada. Pero no se fue ninguna vez, y él está a punto de llegar en cada instante que pasa.
En un lapso de silencio repentino, los ojos de ella dejaron de emitir lágrimas y no hubo rastro de ningún ruido de motor que cruzara la noche estrellada. Entonces corrió.
Dejó todo y mientras corría se dio cuenta de que no dejaba realmente nada que fuera imprescindible o deseable recuperar. Librada por un segundo lúcido de su pasado, el futuro no le importó. Usó ese segundo para correr. Después vería cómo seguir...

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