domingo, 24 de junio de 2012

Mientras voy

Sofía Dorrego
Taller de Comprensión y Producción de Textos II


Ya estoy cansada de reiterarme la duda, de confundirme más y más, porque cada vez que me interrogo, nuevas crisis surgen y esta incertidumbre ya me resulta infinita como si… ¡jamás! vayamos a saber de qué se trata. Debe ser así. 

Es un miedo repentino, confuso y efímero; como aparece, se va y vuelve a los dos días, como si fuera necesario pensarlo y quizás padecerlo. Es terrible, porque a veces me persigue, como si jugáramos en una carrera y nunca la puedo atrapar, pero… si la alcanzaría sería trágico, sería el fin. También es un deseo –no el fin- sino saber qué trama, qué es y por qué es parte esencial de la –y valga la paradoja- “vida humana”.
Acaso… ¿La vida es porque la muerte “existe” o por lo contrario, la muerte me alcanza, me atrapa porque la vida viviendo está? ¡Qué raro todo! ¡Y existencialista! ¡Encima pierdo el colectivo!, y todo por pensar en ridiculeces, ya se me hace tarde mejor me tomo un taxi. 
Una posibilidad puede ser ahora, en este instante.. ¡PUM! un choque, porque el colectivero ansioso no respetó el semáforo y así… todos muertos, colectivero, tachero, yo y bueno algunos pasajeros para no hacerlo tan trágico. Pero… es probable, nadie se escapa; y en realidad es al contrario, es al revés, ella te atrapa, ella nos hace cómplices, y víctimas a la vez, nos alcanza y naturalmente real, desaparecemos, diciéndole sí. La muerte es jodidamente real. Ya fue… el tema me tiene harta. 
-¿Cuánto es?



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