miércoles, 14 de julio de 2010

Dos realidades



Por Gabriel López Navarrete
Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Año 2010

Les avisé cuando estaba arriba del micro. Ninguno lo podía creer. Siempre fuimos los cinco inseparables. Las tardes de verano en las plazas o en la casa de Lau. Estaba acostumbrado a que predominara lo gris y el ruido de los motores de los autos. El olor a ciudad, de los escapes de autos, las pizzerías de la zona, del aroma de los desinfectantes en los negocios.
El vivir acelerado, apurado, los micros llenos de gente que se empuja en la calle Gaona porque no hay espacio para caminar libres y tranquilos. Como acá.
De Caballito a Jujuy. Quién sabe al pueblo al que pertenece este monte. Fueron en total 33 horas de viaje. Estaba acostumbrado a esa ruta, pavimento ni muy ancho ni muy estrecho con campo a sus costados y tal vez una estación de servicio cada 90 kil{ometros.
Las siguientes 12 horas las pasé pegado a la ventanilla. El paisaje cambiaba, a los campos llanos y verdes se le iban sumando las sierras. Según el chofer, pasábamos por Córdoba, para ir luego hacia San Luis y Tucumán.
El resto del viaje dormí. En Ledesma todo era distinto. Encontré a un hombre de campo y le pedí que me lleve a la selva. Me adentré, esta era mas seca que la de Misiones que ya conocía. Los ríos eran poco caudalosos y muy angostos. Se oína pájaros, había muchos insectos. El olor a hojas, al aire puro, escaso debido a la altura, me hacía sentir distinto Ahí comenzó mi aventura.
Todos los días recorría un poco de esa selva, tomaba el río como camino y una especie de tótem que fabriqué con piedras y barro. Buscaban comida, exploraba todo lo que podía, em sentía uno mas. A la par comencé a escribir estas líneas.
Voy llegando a los ocho días. Es difícil el no estar en comunicación mas que con alguna llama que se acerca al río a tomar agua. Extraño Caballito, pero no me siento incómodo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario