lunes, 5 de julio de 2010

Un famoso empresario

Por Mariela Amarilla
Taller de Comprensión y Producción de Textos
Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo

Una ciudad muy lejana, de un mundo muy lejano, en un tiempo muy lejano. Las personas que lo habitaban, vivían en casas con formas geométricamente raras como rectángulos, cuadrados y rombos. Para llegar a este lugar había que viajar muchos kilómetros. La ciudad tenía mil habitantes.
Todos vivían felices, sin luz y con aljibes por doquier. Cada uno tenía una profesión y negocios diferentes, hasta que un día llegó un hombre bien vestido, de unos 40 años. Parecía adinerado y debajo de su brazo, podían observarse varios papeles.
Este hombre, Guillermo Gabriel Pedro, era empresario y traía consigo distintos proyectos para la ciudad, todos basados en el avance tecnológico. Proyectos que por otra parte, eran totalmente desconocidos para los mansos y felices habitantes.
Guillermo, vendía artefactos que funcionaban con la electricidad, que eran para la casa, el negocio, la oficina o todo tipo de consumos domésticos. Se trataban de productos que para la época no eran conocidos en ninguna parte del mundo.
Ya en agosto de 1930, los artefactos del empresario no se vendían, las personas no los querían comprar porque no sabían para qué les fuera a servir ya que no disponían de electricidad. Entonces, Guillermo tuvo la grandiosa idea de visitar el pueblo más cercano donde había todo lo necesario para implementar esta tecnología y traerla a la ciudad. Con esa ingeniosa idea podría vender sus productos que tanto necesitaba la sociedad.
Pasó un tiempo, ya estaban en 1932, este famoso empresario de la electricidad, como lo llamaban en la ciudad, había podido llevar a todas las casas, negocios y oficinas la popular tecnología. Todo el pueblo, hasta los vecinos que todavía no lo conocían iban a la ciudad para deleitarse con este fenómeno.
Con el correr del tiempo, Guillermo Gabriel, pudo vender todos sus aparatos y no sólo en esta ciudad lejana sino también en los pueblos aledaños. En este contexto, la ciudad se fue agrandando y urbanizando. Llegó el famoso tren eléctrico y como ya era un pueblo avanzado llegaron los autos y otros transportes públicos.
Con esto, Guillermo dejó de ser un simple empresario y pasó a ser un tipo muy querido en la ciudad. Dejó su huella, dejó la electricidad nada más ni nada menos…

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