jueves, 8 de julio de 2010

Yo hice el 17 de octubre

Por Florencia García
Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Año 2010

Caminamos a paso lento porque nuestros pies se estorbaban y el espacio para avanzar era reducido. Allí estaba el conglomerado de compañeros que de diversos lugares y sectores habían arribado, el cansancio no parecía notarse porque cuando uno espera tanto tiempo por algo, unas cuantas horas no son nada. Las voces se sobreponen una sobre otra y se acallan continuamente. Algunas discrepancias elevan al máximo el sentimiento de furor que por esos momentos colmaba el lugar.
Se buscaba no perder una lucha, aferrarse con fuerza a aquellas cosas que nos habían devuelto la dignidad debíamos demostrar por sobre todo que éramos una fuerza y que
éramos muchos, que no iba a ser tan sencillo apagar la mecha que se había encendido y que lejos de extinguirse se instalaría como bandera y modelo de un país que empezábamos a disfrutar.
El colorido folclore de carteles, afiches decoraban la plaza y los himnos fanáticos habían eco y reivindicaban el nombre gloriado del General. Ahora hemos atacado aquel lugar sagrado y lo hemos hecho nuestro, somos nosotros los dueños del espacio.
De pronto un silencio invadió la plaza, los oídos exigían escuchar aquel discurso que es nuestro, que nos emociona que nos transmite esperanza y que alimenta el espíritu de cualquier obrero que ha
encontrado su arma de lucha.
Los aplausos, ovaciones parecen ser las únicas voces que resuenan ahora por toda la Argentina.

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