miércoles, 14 de julio de 2010

El tiempo de un estudiante



Por Silvana Vera
Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Año 2010

Si tenés que hacer tiempo para entrar a cursar otra materia y estás solo, recorre los pasillos de la facultad que siempre vas a encontrar a alguien conocido que te de charla. Así es acá, te pares donde te pares o te sientes donde te sientes, vas a tener algún estudiante, compañero o no, con quien quejarte, criticar o poner en común un tema en cuestión.
El estudiante de periodismo se caracteriza por eso, conoce y sabe todo pero a la vez no sabe nada, para opinar es el primero y para quejarse más todavía. El que no es de ninguna agrupación, se queja de ellas, aunque tenga o comparta su ideología.
Reclama que los grandes centros militantes de la facultad no se interesan por los estudiantes, como dicen, sino que solo se preocupan por permanecer donde están. Y los que militan, se quejan de que los alumnos no valoran ni sienten las cosas que ellos organizan, entre otras cosas. En fin, todos, del menos informado al más interesado, reclaman y denuncia su parecer.
Y cuando se juntan, no hay títere que quede con cabeza, se parecen a las señoras del barrio que se reúnen a desahogar las penas e indignaciones de sus vecinos. Se comentan sufridamente todas aquellas cosas que les molestan del otro. Pobre el estudiante de periodismo, padece tanta opresión y maltrato, que no le queda otra opción que hablar bajo con el de al lado, lo que piensa o le fastidia del otro.
Tal vez no se siente escuchado, tal vez no es escuchado, por eso no lo dice de frente, quizá le guste la hipocresía o la falsedad. Pobre del estudiante de periodismo, dirán.

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