lunes, 5 de julio de 2010

El caddy

Por Leandro Mariano Figueroa
Taller de Comprensión y Producción de Textos
Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo


Cuando Roberto Juárez Espinoza se inscribió en el torneo, le pareció una modalidad formidable. Uno contra uno a doce hoyos y eliminación directa del perdedor. No era común ese tipo de competencia en el golf. Si bien, pasando los sesenta años ya casi estaba retirado, le entusiasmó el desafío.
Sería una jornada larga, con lo que dejó a la Negris a cargo de su esposa y partió hacia Villa Mercedes, donde se disputaría el campeonato.
Se instaló en el hotel “Los Cerritos”, el más caro de la zona. A la mañana siguiente, se hizo presente en el campo.
Varios eran los anotados que conocía, pero no tenía idea sobre quién era su rival, ese que figuraba en la grilla. Le llamó la atención el nombre. Le sonaba de algún lado, aunque luego notó que Carlos Giménez debía haber un millón, y se le vino a la memoria uno, pero lo descartó ¡Qué iba a ser la “Mona” Giménez!
A las nueve era su turno. Cuando llegó al primer hoyo se saludó con los veedores y vio a un muchacho que se acercaba a saludarlo.
- Hola Roberto, gran placer saludarlo- le dijo el joven.
- ¡Carlitos! – Se sorprendió el primero - ¿qué hacés acá? ¿Viniste a acompañar a Gómez Varela?
Carlitos había sido por seis años caddy personal de Roberto. Siempre lo acompañaba a todo torneo que disputaba. Roberto, siempre había sido generoso con él, le pagaba bien y respetaba su lealtad, que era lo que él más valoraba. Pero cuando decidió, o al menos pensaba en el retiro, lo dejó libre, y ya nada había sabido de él, aunque imaginaba que estaría al servicio de alguno de sus colegas.
-¿Cómo?- Roberto aun más sorprendido - O sea que vos…
- Si don Roberto, yo soy su rival.
- Pero querido- mostró su clase- esto es un torneo profesional, no es para alguien como vos, además ¿de dónde sacaste esos palos?
El muchacho le contó que luego de dejarlo lo contrató Manuel Gómez Varela, y que al morir la viuda le obsequió el material.
- Pero… - agregó Roberto- ¿Cómo te anotaste? Mira que la inscripción es cara.
- Mire don Roberto, esta es la oportunidad de mi vida, he gastado hasta mi último centavo para poder hoy estar aquí. Es mi primer torneo, y si no gano será el último, con lo que ni piense que va a derrotarme.
- Pero… - Seguía confundido y algo ofuscado - ¿es cierto que sos mi rival?
- Cierto Roberto, así que adelante, usted comienza.
Y comenzó el desafío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario