lunes, 5 de julio de 2010

Ojos que ven, corazón que si siente

Por Bárbara Machado
Taller de Comprensión y Producción de Textos
Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo

Y sí, tal vez pensé que iba a ser de otra manera. Nunca fue mi idea la de tener hijos ni formar una familia. Pero creo que este no era el final que yo esperaba. Ahora me doy cuenta de cuando me decían que disfrute la vida, que deje de hacerme tantos problemas. Y ahora, pensando que si me sacan este respirador apenas pase unos segundos hasta dejar de ver esa gente que me acompañó por 21 años.
Me gustaría poder volver el tiempo atrás y decirle a mi mamá que se cambie ese corte de pelo, nunca me gustó. Incluso decirle a mi abuela que deje de inventarse enfermedades, si al fin y al cabo ella esta vivita y coleando y la que esta por tocar el arpa soy yo.
Debería haber escuchado cuando me decían que la cancha no era para una mujer sola, pero no, ahí estaba yo, siempre metida en el medio de todo el ruido, donde había pelea, la chica mirando, donde había corridas, la piba corriendo, nunca protagonista de nada, pero me encantaba formar parte de toda esa adrenalina. Y ahí tenés, en los últimos disturbios, no le hice un quiebre de cintura a la bala que venía directo a mi pulmón. Unos de esos amagues al estilo “Orteguita”, que tanto me gustaban, esos que mi papá siempre festejaba. Directo al hospital, en ambulancia, con un médico que no me reanimaba después de algunos choques eléctricos, hacía que ciertos de los pocos sentidos que me quedaban se despertaran gracias al olor a fernet que traía en la boca. Cada vez que se aproximaba para preguntarme si lo escuchaba, me hacía acordar a mi viejas amigas de salida, esas que se me acercaban al oído, para decirme que nos arrimáramos al rubio parado en la barra, para poder hablarlo.
Mmm, por lo que veo, ya tomaron una decisión, por lo que escucho sentencia de la que mis padres no fueron consultados, o por lo menos eso parece. Saben que creo en Dios, que no son los médicos los que eligen si yo sigo viva o no, que solamente Él va a concluir si me voy o me quedo. Eh, parece que hay una confusión señor, en ningún momento dije que iba a donar mis órganos, incluso tienen un pulmón menos del cual disfrutar, a no ser que lo quieran adornado con plomo. Mirá, mirá quién está firmando para que mi insuperable ayuda a seguir en este mundo sea despojada de mis últimos signos vitales. Mi hermanita, claro pobrecita, se debe pensar que estoy sufriendo. Pero no eh, yo no estoy sufriendo, seguro se van a dar cuenta en los próximos instantes que todavía siento, que no es mi momento, que todavía me queda ver el mundial, o por lo menos si sigo acá dentro escuchar a mi papá, que va a venir a contarme los resultados que más me gustan. Seguro que escuché mal, que lo que está firmando mi hermana Sofía, no es nada más y nada menos que la negativa a la donación de mis órganos.
Ahí viene la intervención, van a tratar de sacarme la bala alojada en mi pobre pulmón, ese que durante años, se tragó el humo de mis encargados, siendo yo una pobre fumadora pasiva. Y yo que discutía con ellos dando sermones de que dejen de fumar, que les iba a traer problemas, parece que hubiesen sabido que lo decía de la boca para afuera, que no me importaba en lo más mínimo si se caían muertos al lado mío o no, que lo único que quería era resguardar a mis lindos pulmoncitos de ese humo negro. Pero ves, ahí está, pulmones blancos, pero con piercing. No me puedo quejar, siempre me gustaron los aros. ¡Que aro más innovador que este!
Me parece que Amoreo, por lo que leo en su chaqueta, mi cirujano en este momento se esta equivocando de pieza, la bala no fue a parar a mi hígado, ¿qué hace sacándolo limpito de lugar, y poniéndolo en una heladerita, como si fuera un Freezer listo para una noche de recreación en el bosque? No señor, mi mamá y mi papá no se esforzaron tanto en crearme, para que usted me saque pieza por pieza como si fuera un puzzle de cajita para mayores de 18 años. ¿Ahora también el corazón? Yo no estudié nada de medicina, ni nunca tuve el menor interés en mis clases de biología en el secundario, pero mi razón común está sospechando que se equivocaron de paciente, si lo mío era simplemente una intervención por la bala alojada en el pulmón, para que vayan a tener que despedazarme de esta manera. Qué hacen llorando todos, como si me hubiese muerto….ahora me sacan a pasear por todo el hospital. Por suerte que estoy tapada de pies a cabeza por una frazada.
Estas enfermeras, charlando de la revista Gente y Rial, mientras yo me estoy muriendo de frío en este lugar que me dejaron varada. Mirá mi papá, hola pá!, ya sé que no me escuchás, pero me destapaste y afirmaste con la cabeza, ya no escucho bien lo que están diciendo, pero no pá, no me vuelvas a tapar toda, me estoy asfixiando. Encima ahora al lugar que me trajeron, después que me volvieron a revisar, hace mucho calor, pero demasiado calor, y eso que ya me sacaron la frazada. Pareciera haber unos hornos gigantes. Capaz estamos pasando por la puerta de la cocina, pero… ¿qué hacen paseando una joven herida por la puerta de la cocina?... ¿qué hacen agarrándome como si fuese una bolsa de cemento?....no señor, se confundió, nunca me gustaron las camas solares, nunca acudiría alguna, siempre fui de tenerle miedo a los lugares herméticos, ¡¡¡SEÑOR ME ESTOY INCINERANDO!!!
Claro, ¡¿cómo fui tan tonta?! Ya estoy muerta, ese fue mi crematorio. Incluso fue mi hermana quien dio la orden de la donación de mis órganos y fue mi papá, quien vino a reconocerme, por eso lloraban tanto.
Y si, lo debería haber sospechado, un ropero con ropa adecuada a su talle, la pieza, la computadora, ¿cómo la eligieron a ella para que tome la medida?, incluso podrían haberle dado la decisión a mi papá, pero él hubiese elegido lo mismo, si total, quién va a usar mi auto. La única que me hubiese salvado, hubiese sido mi mamá, pero qué ilusa, si el seguro de vida del trabajo era en un cien por ciento para ella.
Por lo menos que se respete mi voluntad, y dejen mis cenizas en el monumental.

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