miércoles, 14 de julio de 2010

La argentinidad en el bicentenario



Por Pilar Banfi Martini
Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Año 2010



Resulta difícil caracterizar los elementos que componen el sentimiento nacional, no solamente porque dichos elementos son tomados de diferente manera, sino por su gran diversidad e impacto en cada persona. Es complicado, también, poder describirlos puntualizando en casos específicos.
Así como sentimos que el mate, el Rock, y las tortas fritas son prácticas argentinas comunes, es real que muchos no se sienten identificados con alguno de estos elementos, ya sea porque la cultura argentina se ha visto invadida por otras y la gente las ha adoptado, rechazando completamente lo nacional, o porque estas personas crecieron o se formaron de una manera tal, que se vieron alejadas de dichas costumbres o los elementos que las componen.
En los jóvenes es donde más se denota esta situación: consumen música extranjera, modas, modos de actuar, hablar, pensar. Y no tienen presente aquellas raíces de su pueblo, sus antepasados. Prefieren culturas ajenas, y no la propia.
No recuerdan, a veces hasta no aceptan, que en su sangre hay sangre gauchesca, que tomaba mate, montaba a caballo, cantaba palladas rimando, se batía a duelo, y miraba alto con dignidad.
Doscientos años empapados de cambios en este aspecto y es imposible negar que han quedado latentes actos cotidianos y objetos que usaban los gauchos. Tan bien reflejados en una historia épica, tomada como el primer gran aporte literario argentino, como lo es el Martín Fierro.

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