Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Sr. Juez:
Me dirijo a usted y a
toda su cúpula de delincuentes, silenciadores de la palabra.
A usted que se
sorprenderá al recibir estas líneas, ya que seguramente este caso fue enterrado
en lo más profundo de su memoria.
Pero para su sorpresa,
aun hay alguien que jamás olvidara a ese viejo solitario y que en algún lugar
del mundo lo recuerda en su más profundo silencio.
Pasare a refrescarle la
memoria…
Pedro Di Vece de 64
años de edad, domiciliado en calle Polonia nº 566 de la ciudad de Comodoro
Rivadavia. Promueve, por vía judicial, formal demanda contenciosa
administrativa contra la municipalidad de Comodoro Rivadavia, a fin de que
usted, como juez competente en la causa decrete la anulación de la habilitación
municipal a una estación de servicio, la cual habría ocasionado graves daños en
la propiedad del damnificado, como ha
sido testigo. La habilitación había sido otorgada violando expresas normas
municipales, que como letrado debiera conocer a la perfección.
Di Vece pedía no solo
la anulación, sino el resarcimiento del daño moral ocasionado como el estrés,
la tensión vital, que habían generado todo esos años de empeñosa lucha para
obtener el resarcimiento de su derecho vulnerado.
Hubieron ingenieros
civiles, funcionarios públicos y judiciales involucrados en dicha habilitación.
Usted mismo fraguo certificados de la obra, planos de relevamiento, certificados
de habilitaciones provinciales, testimonios de escritura pública. Usted y sus
secuaces violaron la ley con total impunidad.
En 1991 el damnificado
pierde el juicio, en claras palabras usted se salió con la suya. En el mismo
año, Di Vece pierde su vivienda por los daños, y comienza una nueva
construcción en la parte de adelante del mismo terreno, la cual sufre los
mismos daños q la anterior, nuevamente un nuevo juicio.
Otra vez en la mira, nuevamente su corrupción,
irregularidades, fraguado de fojas y
cellos.
Usted chantajeaba y
extorsionaba a los abogados del damnificado. Seis fueron los defensores que
repentinamente abandonaban el caso y simultáneamente se constituían como
funcionarios de la municipalidad.
Di Vece no tenia
familia, detalle que le sirvió para actuar con total impunidad. Seguramente luego de leer estas líneas recordara a la
última abogada de Pedro Di Vece.
Ella nunca se dejo
sobornar por usted, ni extorsionar por la municipalidad, ni por ningún
organismo de poder, sabía muy bien con quien se metía y que sería imposible
adornarla con su poder, ni detenerla con sus maniobras mafiosas.
En los meses siguientes
Di Vece aparece muerto, aunque para usted no debe haber sido una novedad.
Al llegar al hospital,
la abogada se entera por una enfermera que su cliente había sido internado por
familiares, cosa que usted bien sabrá no los tenía, y que desde que entro,
hasta q se lo llevaron lo único que hizo fue pedir por su abogada, le afirmo a
la enfermera que lo iban a matar. De ahí había salido con vida, rumbo a una
clínica geriatría-psiquiátrica, o casualidad Sr. Juez que el dueño de dicha
clínica era su amigo, un reconocido funcionario de la municipalidad de Comodoro
Rivadavia contra la que se pleiteaba. Allí se supone q falleció, aunque usted
es el único que sabe la verdadera historia.
La estación de servicio
continua en el mismo lugar, usted hoy es el director del superior tribunal de
justicia de la provincia del Chubut. La abogada del caso tubo q abandonar la
investigación, y con los años abandonar la ciudad.
Grandes empresas como
ASTRA CABSA (compañía argentina de petróleo), con intereses económicos bien
definidos y manchados de sangre, por mantener su hegemonía empresarial, han
logrado su cometido con apoyo claro e indispensable de instituciones públicas,
que responden a intereses comunes. La corrupción administrativa, se hace
latente en este caso, en donde ha gobernado la injusticia, desigualdad y
espanto. Su demagogia y su corrupción absoluta se pueden evidenciar claramente
en el expediente. Su participación, como la complicidad de autoridades
municipales terminaron con la vida de un ciudadano que solo velaba por su
derecho, pero que mantenía en velo los intereses económicos de esta empresa
nacional que se había convertido en un poderosísimo agente económico que lo
condicionaba, a usted y a todos los
asesinos directos e indirectos.
Pero para su
intranquilidad la memoria es algo que nos acompaña el resto de nuestros días.
Quise escribirle estas líneas para recordarle que por más que pasen los años,
Pedro Di Vece permanecerá en su memoria como en la mía y que tarde o temprano
la justicia prevalecerá.
Decidí escribirle estas
líneas por la memoria de ese hombre solitario, pero también por esa abogada que
no solo le mataron su cliente sino las ganas de creer que la justicia existe, y
que por salvar a su familia no le quedo otra que irse de ese pueblo que ha
impregnado de espanto, miseria y desamor.
También quise
escribirle porque siento que es una deuda pendiente entre esa abogada y yo,
entre ese ser del que tan orgullosa me siento por haber luchado contra mar y
viento, por ese ser que me pario al mundo y me enseño que la verdad lo es todo
y que cuando un derecho esta impugna con la justicia, luchar por la justicia es
lo primero, por la verdad y en contra de la mentira, será por eso que ella es
abogada y yo quise ser periodista.
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