miércoles, 28 de noviembre de 2012

Ni tristes ni final

Silvana Casali
Taller de Comprensión y Producción de Textos II

-¿Vas mañana al paro, Juancito?- dijo Cerviño con sonrisa amplia.
-Me extraña, creía que íbamos juntos.
-Qué se yo, estas un poco alejado de la política últimamente…
-Alejado las pelotas. Subí la radio.
Cuando llegaron a la casa Estudiantes le ganaba 3 a 1 a San Lorenzo. A Cerviño se lo notaba alegre, con la botella de ginebra en la mano izquierda.
-Podrías ordenar un poco el rancho…-dijo Juan mirando la ropa amontonada sobre la silla.
-Anda a la puta que te parió.
Sacaron unas pizzas del congelador, tomaron cuatro cervezas y fumaron tanto que perdí la cuenta.
Cuando el sol entró por la claraboya alcanzó a iluminar los ojos de Juan que roncaba sobre el sillón de mimbre. Desayunaron y salieron a la vereda. Juan alcanzó a tomar el picaporte de la camioneta cuando Cerviño le gritó:
-¿Qué haces, gilún? ¡Vamos en el Torito!
-¿Me estas diciendo en serio?
-Siempre hablo en serio.
-Vos te volviste loco.
-No seas cabrón, ¡por los viejos tiempos! Además ya lo cargué con flores, nada raro… Quiero que caigan sobre las cabezas de los docentes cuando estén marchando.
-No te creo. Siempre decís lo mismo y terminamos volando sobre la casa de Macri tirandole mierda. Yo voy solo.
-Subite al avión, carajo.
Juan no pudo evitar largar una carcajada al ver el cartel que Cerviño había atado a la cola de Torito: ‘‘Peronismo auténtico con los maestros perseguidos’’
-Te quiero, viejo borracho.
-Dejá de mariconear y abrochate el cinturón invisible.
Cuando llegaron a la plaza los maestros estaban marchando hacia el Congreso para hacer el abrazo simbólico. El día estaba despejado. Cerviño apretó un botón azul (el Torito estaba más moderno que nunca) y sobre la avenida llovieron flores de tantos colores como personas marchaban.
-Qué día peronista- dijo Juan haciendo una mueca de nostalgia.
-¿No sentís olor a mierda?-respondió Cerviño.
-Y si nunca lavaste el depósito del Torito…
-Che Juan, qué día peronista.
-Lo acabo de decir, cojonudo. No escuchas un carajo.
-Pasame la ginebra. Y andate a la puta que te parió





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