Taller
de Comprensión y Producción de Textos II
- ¡Viejo hijo de puta! – gritó Ignacio
Guzmán se dio media vuelta asustado. Se quedaron mirando
unos segundos sin hablarse hasta que Ignacio extendió la mano.
- ¿Cómo le
va martillero?
- Tanto
tiempo che – dijo asombrado Guzmán -, No te veo desde…
- Desde
que me cagaste a tiros en la municipalidad – Interrumpió Ignacio – Casi me
pasan para el otro lado ese día.
- Y bueno
che son órdenes que venían desde arriba, viste como era la cosa.
- Si, es
verdad – resopló Ignacio - ¿Vamos a tomar un trago?
- Vamos
che.
Y se sentaron los dos en un bar por la Nueve de Julio,
enfrente a un edificio con la de Evita retratada. Los dos ancianos e quedaron
un mirando aquella imagen
- Que cosa
encontrarte así che – dijo Guzmán -. Como pasó el tiempo.
- Mucho
tiempo, la cosa cambió bastante.
- ¿Para
bien o para mal? – Preguntó con mirada pícara Guzmán
- Yo
creería que para bien, qué sé yo – quedó pensativo Ignacio -. Fíjate nosotros,
lo que hicimos aquella vez, hoy no lo hacés ni en pedo, te llevan en cana.
- Si, pero
es lo mismo, no se cagan a tiros pero se putean por tapas de diarios o se
cortan los insumos entre ellos, son unos hijos de puta – tiró amargado el viejo
Guzmán.
La noche fue cayendo hablaron durante horas en aquel bar.
- Aquella
noche, ¿Hicimos mierda todo no? – Preguntó y rió Guzmán.
- Que
cosa, ¿No volviste más por esos lados che?
- Que voy
a volver, no tengo nada que hacer allá
- Yo pasé
una vez, pero las cosas cambiaron mucho en Tandil – dijo Ignacio.
- ¿Qué
diría el General si viera como está la cosa ahora?
- Nos caga
a puteadas y se va a la mierda – contestó Ignacio – vos nunca fuiste peronista
viejo, hay que dejar de nombrarlo al pedo, este no es su bardo.
- Anda a
cagar.
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