Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Hoy me levanté para ir a la escuela y papá
aún estaba en casa durmiendo. En el camino, mamá me explicó que no tenía más
empleo porque su jefe era malo y no lo quería en su empresa. También me pidió
que por eso trate de entender y no pida tantas cosas porque por un tiempo no
podrían comprármelas. Lo primero que pensé fue en mis figuritas, me entristecí
al pensar que no iba a poder llenar el álbum. Ese día tampoco me dio monedas
para el recreo porque me dijo que había que achicar gastos. “¡Qué injusto!”, pensé.
De regreso a casa vi a mi madre algo
angustiada. Seguramente estaba triste porque mi papá ya no tenía trabajo, algo
que yo no comprendía porque, de ser así, sería algo muy bueno ya que
compartiríamos mucho más tiempo los tres, y podríamos jugar y divertirnos todo
el día, sin tener que acostarnos temprano porque al otro día “papá trabaja”.
Ya en casa, esperaba que papá nos esperara
con una gran merienda, pero no fue así. Estaba aún con su ropa de dormir y
tirado en un sillón. No me agradaba. Siempre quise que no trabaje tanto y que
podamos compartir tiempo juntos y jugar, pero no se lo veía con ánimos de
hacerlo y eso no me gustaba.
Después de tomar la merienda y mirar un
poco de televisión, mi mamá me recordó que, por estar cercanos a la fiesta de
navidad, en el colegio me habían encomendado hacer una carta a Papá Noel. No
quería juguetes, ni figuritas, sólo pedí le devuelva la sonrisa a mis padres.
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