miércoles, 28 de noviembre de 2012

Toda la vida tiene música hoy, inclusive en la guerra

Pablo Reyes
Taller de Comprensión y Producción de Textos II

No aguanto más, a pesar del frío que hace acá, el viento que hay y del hambre que tengo no quisiera otra cosa que tener una guitarra o un grabador para escuchar un poco de música. La radio que pone el Coronel no pasa ni una puta canción, todo el día hablando de nosotros, y hablando boludeces encima, como si supieran lo que pasa. Repiten lo que les dicen estos mentirosos; “Están muy bien alimentados”, “Tienen muchas ganas de pelear contra los ingleses” o “No les importa otra cosa que defender la patria” y así sucesivamente.
Pero claro, no saben por ejemplo que hace un mes que estoy acá golpeando las ollas, las cajas para hacer un poco de música, para distraerme un poco quizás del agobiante ruido de las explosiones, los gritos, las puteadas de nuestros capitanes, no saben todo eso.
En una carta que me mandó mi hermana, me dijo que Spinetta sacó un nuevo álbum y que está excelente, imperdible. Todavía no lo he podido escuchar y me quiero matar, necesito tanto la música para sobrevivir a esta guerra de mierda y sin sentido, más que a mi familia diría. La otra vez quise hacer cantar a Juan Manuel una del “flaco”, pero me mandó a cagar ya que no estaba de ánimos para andar cantando. Él piensa todo el día en la novia, la verdad que lo veo muy mal, tiene miedo que la novia se olvide de él y lo deje por otro. Pobre, la debe estar pasando como el culo, por suerte yo no tengo novia y me ahorro esas tristezas.
Creo, igual, que si me pusiera a tocar la guitarra acá, me sacarían cagando. Siempre nos dan algo para hacer, no nos pueden ver al pedo, si no es hacer trincheras, nos mandan a vigilar, a limpiar los camiones que están llenos de barro y cuesta un montón sacarlo o a tapar la mierda para que no nos descubran. En fin, siempre hay algo para hacer, y si tenemos un tiempito al pedo lo aprovechamos para dormir una siestita ya que a la noche a veces no podemos descansar por el frío. Éstas camperas de porquería que nos dieron no abrigan un carajo. Además, calculo que si tuviera mi guitarra acá, no duraría ni un día ya que me la usarían para hacer una fogata.
Trato de no pensar en dónde estoy, en este lugar tan de mierda, ojalá se termine pronto porque ya no voy a saber en qué pensar, qué canción cantar. La música me ha acompañado durante todos estos días, pero ya no puedo soportar no escucharla. Uno puede sentirla, recordarla o pensarla, pero inevitablemente necesita escucharla para satisfacerse.
No sé cuánto más irá a durar esto, pero si sigo así voy a afanarle una de las radios al Coronel y me voy a esconder por ahí a ver si puedo escuchar algo, una canción o algo. Ojalá pueda sintonizar una radio copada, que me pase al Flaco, a Charly o a Lito Nebbia. Quizá tengo suerte y consigo escuchar a The Beatles, sería un golaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario