Lucas Martínez
Taller de Comprensión y Producción de Textos I
En La Habana el aire se percibía raro. Sí se podía ver esa isla de
malecón y extrema opulencia, con lujos reservados al mejor postor, con un
pueblo que inunda las calles como en un hormiguero. Pero el clima era
diferente.
Las sirenas de bomberos contaminaban el paisaje sonoro de
“Guatanamera” y clave de rumba, en esa víspera de año nuevo.
No sé cuándo empezó el tumulto y la vorágine de los hijos de Xangó,
porque quizás la génesis se remontaba a años atrás.
“Viva Fidel”, corridas de sombras frente a mí, y un cartel de una
multinacional cayendo bajo el martillo revolucionario, asido por la mano negra
que creció en el cañaveral.
“Viva Fidel”, y un detenido por el ejército de Batista, prefiere
inmolarse a ser detenido.
“Viva Fidel”, y las sombras frente a mí se fusionan creando una masa
uniforme, vestida de guerrilla.
El aire no es el mismo.
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