Victoria Carnagui
Taller de Comprensión y Producción de Textos II
La memoria está olvidada por muchos y
remarcada por pocos. La memoria no debe establecerse, debe ser algo innato para
todos, para que las luchas nunca terminen, para que los dolores de un pueblo y
una patria no se vuelvan a repetir, para que los errores que sometieron y
arremetieron a la sociedad no sean padecidos por generaciones posteriores.
No se debe olvidar de dónde venimos, para
así saber hacia dónde ir, porque memoria y olvido son valores (no palabras, ni actos) complementarios. Recordamos porque
una vez estuvimos en el olvido y olvidamos porque a veces nos pesó la memoria.
Se necesita de una para que así exista la otra. Se debe tener memoria para que
duela menos el peso de las injusticias, para que las raíces perduren y logren
ser atemporales, para poder construirla como algo tangible y no abstracto, para
así entender el valor de su significado y simbolismo dentro de una sociedad,
dentro del mundo.
No existen revoluciones ni transformaciones
efímeras, ni existirán si nos hundimos en memoria, la cual no implica
recuerdos, porque son palabras muy distintas.
No basta con recuerdos para que el camino exista, pero sí se necesita
memoria, ésta servirá de guía, ya sea para repetir o para innovar, pero por
sobre todo para decidir.
La memoria trae a su lado derechos, pero
más aún, libertad, nos abre los
caminos, nos emerge en un abanico de posibilidades y, aunque el contexto muchas
veces interviene, no debemos olvidar porque hay cosas que nunca cambian. “Todo
está guardado en la memoria…”
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