Taller de Comprensión y Producción de Textos I
Es
hora de dormir y Javier debe acostarse temprano para ir al colegio al día
siguiente. Se acerca por el pasillo al fondo de su casa donde tiene su pieza,
entra, mira el desorden y se ríe orgulloso de su rebeldía contra su madre que
le ordena ordenar todos los días, “por lo menos hacer la cama”, dice gritando.
Se acerca a la cama pisando juguetes, revistas, libros y artefactos de todo
tipo, todo lo que usó durante la semana que no logró limpiar su madre. Se posa
frente a ella y se dice en la mente “uff otra vez hacer fuerza” y con gran
esfuerzo agarra la soga y escala la cama que mide un metro. Albergado en ella
hace la cama como puede para estar mínimamente cómodo, piensa.
- ¡¡¡Paaaaaa!!!
¿me apagás la luz?- grita con una pregunta en imperativo. Repite- Paaaaaaaa!!!-
grita más fuerte.
- Apagala vos,
ya sos grande- dice su padre con mesura.
La realidad es
que no quería tocar el rojizo piso frío del cuarto más alejado del comedor,
entre la pachorra y el miedo podía mentirse un poco a la hora de señalarse las
causas.
- Siempre lo mismo vos pendejo, a ver si
crecés un poquito y empezás a apagarte la luz vos solo- dice su padre y le
apaga la luz.
- Cerrá la
puerta- grita con insolencia y enojado Javier.
¡Tum!
En una absoluta oscuridad
el niño se siente perturbado, se levanta y de un salto sale corriendo
pisoteando el juguete de batman y el piso frío de su alejado cuarto lleno de
sombra y terror. Prende la luz y mira para todos lados, mirando que toda la
habitación esté en estricto orden, como él la había visto por última vez. Se
sube a la cama por el costado y piensa.
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