jueves, 16 de junio de 2011

La casa

Maria Eugenia Flammini
Taller de Producción y Comprensión de Textos I


Buscaba una buena razón, en su razón, para explicarse por qué esa casa de enormes ventanas y melancólico aspecto, le inspiraba una sensación extraña, tan parecida al miedo.

Se decidió, por fin, una mañana. Tantas veces había pasado por delante de aquella casa y nunca se había detenido a contemplarla. Esa mañana se enfrentaría a su irracionalidad.

Caminó como si se tratara de un paseo, hasta el portón de chapa. Se detuvo de golpe y observó. El patio que seguía a las rejas era una enorme masa verde. Recordó entonces, que esos árboles frondosos daban flores bellísimas al llegar la primavera que duraban hasta entrado el otoño. "Qué locura". Pensó, "esto es ¡tan hermoso!”...

De repente, las ventanas, como oscuros ojos cuadrados, la inquietaron. Buscó entonces el detalle de la puerta con su madera tallada y su gran picaporte lustrado. Sus manos se humedecieron y su respiración se hizo más profunda.

El sendero de piedras que llegaba, como una lengua, desde la casa hasta el portón, le recordó a una serpiente, y un frío le recorrió la espalda, hasta la cabeza, los ojos, la boca que se amargó.

Giró bruscamente y apuró el paso, casi corrió hasta la esquina.
"Mañana", pensó. "Mañana, sí".

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