domingo, 26 de junio de 2011

La Justicia

Agustín Cappa
Taller de Comprensión y Producción de Textos
Tecnicatura en Periodismo Deportivo


Elio era una persona agradable a primera vista, persuasivo y con un carisma encantador. Pero tras esa fachada, se encontraba un ser repugnante. Elio era culpable de múltiples crímenes de la calle 49, un vil estafador con una red de contactos y recursos propia de la mafia más temible del distrito. Sin embargo no pasaba máximos sobresaltos con la justicia, ya que era escudado por las relaciones de poder que mantenía con el alcalde y con el alguacil federal, quienes ayudaban en cuanto a negocios sucios y redituables se les presentara.

Elio portaba siempre trajes italianos, perfumes suaves, raya al costado a pelo mojado y reconocible siempre por su párpado izquierdo caído, sutil para partidas de póker. Dado a su impunidad, sólo se dedicada a vivir la vida disfrutando de sus autos importados e ilegales, y demás bienes. La vida le sonreía. Su cínica y banal preocupación era ese pequeño desorden que encontraba cada mañana en su oficina, desde donde dirigía sus oscuros asuntos.

Sin prestarle atención a estos incidentes, llegó una mañana en donde este pertinente asunto pasó a mayores. Era un día celeste, ya que se jactaría de otro fantástico negocio redondo. Entró al edificio en donde se encontraba su oficina, y percibió un extraño ambiente. Nadie se encontraba allí. Temía por la entrada de un sicario enemigo. Esto le llamó un tanto la atención, pero se despreocupó, fuego a fuego era insuperable. Al llegar a su oficina, quedó impactado e inmóvil, sentado en su silla y ante un extremo desorden se encontraba ella. El espectro se reía sin mirarlo a la cara, reflejándose en el espejo, viendo como las gotas de sudor rodaban por las mejillas de la su cara pálida. ¿Una venganza del más allá?

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