domingo, 5 de junio de 2011

La higuera

Fernando Castro
Taller de Comprensión y Producción de Textos
Tecnicatura en Periodismo Deportivo


Las plantas frutales en general abundan en las casas argentinas. Algunas de ellas, como por ejemplo la de higos, están mal vistas porque se les atribuyen varios males. En la casa donde viví de chico con mi familia había una higuera en el fondo del patio. En torno a ella circulaba la historia de que si el 24 de diciembre a las 00:00 hs prendías una vela adentro de la planta podías lograr un pacto con un demonio.

Cuando era un niño de tan sólo 10 años fui invadido por la curiosidad de saber si esa leyenda era cierta o no. Así que cuando todos brindaban por la Navidad, prendí una vela y fui hacia la higuera. El miedo comenzó a invadirme cuando salí al jardín. La idea de que lo que me habían contado fuera verdad comenzó a preocuparme. Pero nada me detuvo. Llegué al interior de la planta e inmediatamente la vela se apagó. Pensé que podría ser el viento, pero no me convencí. Quedé bastante sugestionado. Sin embargo, al darme cuenta de que nada sucedía, me retiré, celebré con mi familia que no había notado que yo no estaba y me fui a dormir pensando en que la leyenda era falsa.

Al día siguiente me encontraba sólo en mi casa cuando alguien golpeó la puerta. Era un hombre alto, morocho y con una mirada penetrante. Le pregunté a quién buscaba. Me buscaba a mí, a quien lo había querido contactar la noche anterior. Un sudor frío comenzó a recorrer mi cuerpo. Era él. Sí, el demonio. En ese momento, mi tío que llegaba del trabajo saludó al extraño y entró a casa apurado. Yo me quedé helado.

Luego supe que ese hombre era el vecino del fondo de mi casa que me había visto la noche anterior y que sólo había querido burlarse de mí como ya lo había hecho en otras oportunidades porque conocía la leyenda. Fue tal el susto que aquel episodio me había provocado que incendié la planta de higos para que él no aterrorizara a nadie más.

Hoy, 14 años después, la planta inexplicablemente volvió a crecer.

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