Por Mayra Montangie
Taller de Comprensión y Producción de Textos II
Año 2010
“(...) La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios…”
Jorge Luis Borges, “Emma Zunz”
(…) La policía llegó al lugar y se hizo cargo del cuerpo. Ella, satisfecha, pero infeliz, volvió a salir por la reja que ahora estaba repleta de hombres uniformados y trabajadores que esperaban noticias sobre lo que había sucedido.
Emma caminó un par de cuadras en dirección a su casa, pero a la mitad del recorrido su mente se nubló. Volvió a la entrada de la fábrica, tomó la pistola de uno de los policías y la llevó a su sien. Todos giraron a la voz de “¡alto!” del policía, pero Emma fijó los ojos en los del uniformado. Gritó “¡Por mi padre!”, y disparó.
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