miércoles, 16 de junio de 2010

La historia me persigue

Por Sofía Dorrego

Taller de Comprensión y Producción de Textos I

Año 2010


Año tras año, época tras época, la vida ha sido en parte un martirio de cenas, almuerzos típicos y conversaciones aburridas y repetitivas, que llenaban mi cabeza de fuegos, de ruidos imaginarios, que saltaban, gritaban y removían mi impotencia de cansancio. Mi bisabuelo era soldado del ejército, y fue condenado a bucear para la Primera Guerra Mundial. Mi papá, también del ejército, instalado en Europa participó de la Guerra Civil. De ahí mi pasión por Picasso y de su Guernica.

Hoy 2001, estoy en Estados Unidos, y la historia nuevamente me invita a atormentarme. A lo largo de mi vida escuché palabras como guerra, armas, misil, fuego, impacto, entre otras atrocidades, y por esa razón me he alejado de ellas.

Rompí con la generación y orgullo familiar y me dediqué a expresar mi diferencia de pensamiento a través de la pintura, para así expresar mis emociones, pensamientos gracias a la ayuda de los colores, algunos de ellos oscuros.

Hoy Septiembre del 2001, camino por las calles de New York y una conversación familiar se materializa frente a mis ojos. Mi cuerpo y mis ideas se predisponen para un nuevo cuadro.

Hoy recuerdo una vez más el dolor de la historia de nuestro mundo, la que nos hace partícipes y humanos, la que me dio energía para mis aptitudes.

Hoy mi alma está más presente y se hace carne en mí. Mi profesor de pintura, Ernesto, está en uno de los primeros pisos de una de las Torres Gemelas.

La historia, una vez más, retorna caprichosamente a mí.

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