martes, 15 de junio de 2010

La mujer en la estación

Por Tadeo Moirano Posse

Taller de Comprensión y Producción de Textos

Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo


Las cosas entre personas vivas y muertas se han presentado en muchas ocasiones. La abundancia de dichos sucesos altera la mente humana y hasta hace pensar, a los más sabios, que existe la posibilidad de un encuentro con el alma de un ser que ya no existe.

Es posible que las personas más apartadas de lo espiritual traten de locos a aquellos que juran haber vivido situaciones espirituales. Sin embargo, algunos han pasado a formar parte de los mismos a los que han tratado de dementes.

Este es el caso de un hombre extremadamente alejado de las creencias espirituales, y hasta de la religión. El sólo hecho de mencionar algo relacionado a esos temas lo alteraba profundamente, ya que no entendía la verosimilitud que las personas le adjudicaban a dichas creencias.

Su vida era normal, tenía un trabajo y una casa digna. Durante la semana su vida transcurría en la oficina, para luego llegar a su hogar y disfrutar del merecido descanso.

Los fines de semana solía frecuentar bares y boliches de una ciudad aledaña, ya que no le agradaba el ámbito de la gran ciudad donde el vivía. Solo buscaba lugares tranquilos, donde encontrar algún tipo de compañía femenina.

Una de las noches en la cual iba a la ciudad vecina, decidió parar en una estación a recargar combustible. Era una estación algo sombría, las luces no funcionaban correctamente, era muy descuidada y oscura. Sobre todo eso, muy oscura. Sin embargo algo contenía en especial ese lugar.

Una mujer que se encontraba apoyada sobre una columna, le llamaba en absoluto su atención. Valientemente decidió enfrentar aquel contexto oscuro y se dispuso a hablar con aquella mujer que tanto le atraía.

Su dominio de la lengua era excepcional, por lo que en poco tiempo hizo que la chica tomara confianza con él. A tal punto llego la misma, que pasaron la noche juntos en el auto del hombre. Los detalles se evitarán, pero un dato curioso a destacar es el hecho de que la mujer no estaba cuando él se despertó. Sin embargo, era tan pícaro con las mujeres que ya conocía su dirección y su teléfono.

Días después, las llamadas fueron en vano, así que decidió ir al edificio donde la muchacha vivía. Lo curioso de esta historia es que allí le comentaron que una chica con las mismas características que días atrás el había visto, había muerto en un accidente cerca de la estación en la que ambos pasaron la noche.

El hecho lo convirtió en otra persona, y a partir de ese momento, las visiones de aquella mujer lo atormentan por las noches. De esta manera, su mirada hacia lo espiritual cambio rotundamente.

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